Puertas abiertas
mariposas en vuelo
buscan noticias.

miércoles, 23 de febrero de 2011

El día de la ira


Desde el país vecino llegan noticias de caos y desolación. La vida es incierta en estos momentos. La gente está asustada desde que el regente, el Guía Supremo, como a él le gusta le nombren, ha dado órden de disparar contra el que se rebele a lo que llama su poder divino. Después de años de opresión y mudez el pueblo ha roto su silencio y se ha sublevado contra tanta demencia. También ahí tienen su propia plaza y ya ha comenzado la lucha del hombre contra su destino.

Belit, conocerás esa tierra al occidente del Nilo y a la que nuestros mayores llamaban Lebu. Tiene grandes extensiones desérticas, y algunos bosques cerca de la costa al mediterráneo que la hacen la zona más fértil y de más población. Con seguridad pienso que has estado en Cirene, centro cultural e intelectual. En su escuela, que fundó Aristipo, se enseña la filosofía del placer inmediato, que declara la felicidad como la tranquilidad que se obtiene del autodomino.

No se si los hombres y mujeres de Al-Libia alcanzarán la tranquilidad. En estos días es difícil llegar a dominar los sentimientos cuando lo único que se les promete es la pena de muerte al que trate de conseguirla. Nadie quiere rendirse o retroceder. La ira del pueblo ha hecho su aparición en el lenguaje, exigiendo recuperar sus valores de integridad. La violencia está creando situaciones alarmantes; los alimentos son escasos y el agua empieza a faltar. Esta tragedia tiene ya asegurado un final funesto en los que hasta ahora han perdido la vida y en los que están heridos.

Sin embargo, hay rumores de que el regente se queda solo. No hay ni un dios que acepte sus ofrendas de sangre ni le considere un mártir. Parte del ejército ha renunciado a estar al lado de un dios falso. Belit-Seri, te recomiendo que no vayas a viajar en estos momentos, pues ya se esta anunciando un éxodo de los que quieren salvar sus vidas. Espera más el momento de partir. Pienso que no será largo el tiempo, pues los astros que marcan su destino le están ya dando malas profecías, y por mucho que quiera exigir a los dioses no conseguirá ni una de las mil vírgenes que cree le van a reservar en el paraiso. Tendría que dar pruebas de gran autodominio para alcanzar esa felicidad.

Uxa

jueves, 17 de febrero de 2011

El espíritu de Tahrir




Belit-Seri, se diría que el destino llega a nuestras vidas dando lugar a situaciones cotidianas que nos comprometen. Desde que recibí tus noticias han vuelto a aparecer las huellas indelebles de nuestro pasado que no admite definiciones. No necesitas mencionar tu partida hacia otras conciencias lejos de los dictados del faraón. ¿Quién puede juzgarnos? Nadie va a calificar tu comportamiento. Buscabas el sosiego en otras culturas con hábitos diferentes, rituales incruentos y un lenguaje nuevo, pero sigues siendo fiel a las raices que te unen a esta tierra de grandes milenios.

La vida nunca es como los sueños nos hacen creer, Belit-Seri, pero no es sueño todo lo que recordamos del pasado y del que pensábamos sería siempre un paraiso. Tampoco es sueño ese deseo de acudir a la llamada de la plaza Tahrir. La realidad de hoy nos acerca la historia y el recuerdo de otras revoluciones, muertes y conspiración. ¡Cómo olvidar aquel faraón hereje, revolucionario y con delirios de poder! Era incapaz de resolver problemas y su ambición llevó al país al borde del desastre. Ahora imperan otras quimeras y ha regresado la calma en Tahrir, pero la violencia mutiló auroras, y existen, como entonces, ladrones de tesoros y saqueadores de tumbas que interrumpen el descanso de los que siguen a Ra. Siempre estarán los que mutilan la Historia.

Belit, tu inquietud con los conflictos y las imágenes disonantes de las últimas semanas muestra tu compromiso con todo lo que dejaste atrás. En tus palabras te dueles de ese exilio que vives, de desatender la belleza, de seguir dando cuenta de un devenir, Te dueles, pero no puedes negarte al destino; llegará el día que lo tengas presente, al igual que el espíritu de Tahrir.

Uxa











El valle calla


imagen de
USHEBTIS-EGIPCIOS


El valle calla, cristalino, irisado… lo desatiendo. Me dispongo a leer tus noticias. El silencio que duerme bajo la arboleda se introduce por la ventana. Despierta mis recuerdos.

¿Por qué el sosiego del Monte Sagrado me hizo recordar el pasado de nuestro querido Egipto? Ahora de camino a Egipto, en esta isla de Chipre en medio de un mar tranquilo, parece brota vigorosa la imagen de mis pasos cubiertos de hojas ocres que ocultan la dirección de mi destino. Fui un cobarde cuando abandoné las orillas del Nilo a cambio de ir al encuentro de nuevas tierras y remotos pueblos más allá del horizonte dominado por el Faraón. Fui un cobarde sin rostro. El amor y la hermosura están allí donde se le deja estar. Ahora, inquieto, como un guijarro que arrastra el rio bravo, la llamada de la plaza Tahrir resuena en mi corazón. Rezaré a Ra cuando se eleve para que me libere de las faltas que habitan en mí.

Uxa, tu recordarás que en tiempo de la fascinante Nefertiti, gran esposa real, existió una amenaza de guerra civil porque su esposo, el Faraón Hereje, hizo caer de su pedestal a todos los dioses, para pasar a un solo dios. Al Dios-Sol, Atón. Un familiar próximo a ella, tal vez, quiero recordar, de la reina madre Tiy, les dijo: "Deberíamos revisar nuestras posiciones. No podemos dejar que Egipto se queme hasta convertirse en cenizas". Y se arregló.

No temas, todo acabará bien,. Esto que sucede en Egipto es un "drama" pero en sentido griego: lucha del hombre contra el destino.

Ahora, la tarde se dobla sobre las lomas gastadas de los montes más altos.

Que la escofina del destino perfile la madera de nuestra existencia hasta conseguir la imagen que deseamos. Creo que la vida en nosotros es el sueño de alguien.

Belit-Seri


domingo, 13 de febrero de 2011

Los dioses ya no tienen la palabra


Por haber ellos (...) asimilado ya la sabiduría celeste de su propio primer padre
por haber ellos asimilado ya el fundamento de la palabra,
por haber ellos asimilado ya el funcionamiento del amor,
por haber ellos asimilado ya las series de palabras del canto esforzado,
por haber ellos asimilado ya la sabiduría que se abre en flor,
a ellos, por eso mismo, llamamos:
excelsos verdaderos padres de la palabra,
excelsas verdaderas madres de la palabra.”


Canto guaraní mbyá,
escuchado por L. Cadogan (citado de Gutiérrez Estévez, 1999).


He descubierto los efectos prodigiosos de la fuerza que habita dentro de cada uno de nosotros; una fuerza de conjugaciones inéditas que clama por la libertad. Desde ayer parece ser que tenemos un nuevo lenguaje del que apenas éramos conscientes. Ahora la palabra tiene rasgos armónicos, que llegan al corazón de quienes la escuchan y que nos acerca lo que estaba lejos y lo que solo era un sueño sin posibilidades. Una palabra que no podía estar en manos de los dioses, dictadores de lengua abstracta, y que han hecho suya los que desde hace días acudían a la plaza Tahrir.

Familias enteras, hombres, mujeres y niños, han abandonado ya este lugar y regresado a sus tareas, al campo, a cuidar del ganado, a sus comercios y labores que les corresponden. Las escuelas han continuado con las lecciones y en las mezquitas se oye la llamada fiel a la oración. Todo sigue la vida diaria de antes. Sin embargo, Belit-Seri, no hay una felicidad completa en esta jornada fusionada ya para siempre con el reconocimiento de la propia estima. Aunque se ha extinguido el poder de una dinastia desfasada y cruel, la desconfianza se adelanta a cualquier autoengaño posible. El faraón ha caido, pero hay muchos que temen las plegarias a Osiris y se preguntan quién seguirá ahora defendiendo su arcadia y velando por todas las creencias y por el nuevo lenguaje que están por aprender.

viernes, 11 de febrero de 2011

La voz de los elegidos


De repente un aire transparente ha marcado esta mañana los perfiles de esta tierra, dispersando todas las iras y sombras amontonadas desde días. Mezclada entre la gente he observado como la ciudad recobraba su razón y todas las palabras extraviadas. Las calles conservan el eco acumulado de tantos momentos vividos aquí. En cada rincón aparece una vida nueva, poesía e imágenes para próximos sueños que se esperan ver realizar. Es el futuro próximo lo que intentan descifrar los hombres; en sus ojos muestran ya una resucitada primavera.

Sí, Belit-Seri, las calles están recobrando su hospitalidad. Después de una noche absorta de voces y miedos compulsivos fluye ahora el germen de todas las pasiones acumuladas en la plaza Tahrir. Jóvenes y mayores, incluso niños, se embriagan de música, banderas y cielos iluminados; después buscarán el descanso y los sueños de una tierra audaz y de una literatura libre y generosa. Espero que los dioses les sean favorable desde ahora.

Belit, te escribo con el entusiasmo de los afectos pronunciados, pero es necesario no oponerse a la precaución por las historias y regentes que nacen de sentimientos opuestos a la ternura. Este es un lugar que evoca la calma para el devenir y quiere olvidar toda la melancolía acumulada. Tal vez por eso tengo necesidad de que lleguen tus noticias mañana.

Uxa

jueves, 10 de febrero de 2011

Harás todo lo que te diga



Soy yo quien te restauró
Soy yo quien te construyó
Soy yo quien estableció el órden
Y tú harás por mí todo lo que te diga, adonde yo vaya.
(Textos de las pirámides)


De ti no han llegado todavía noticias, Belit-Seri, como tampoco hay buenas respuestas para los hombres y mujeres que piden la palabra en la plaza de Tahrir. Las que se han recibido han sido en un lenguaje velado que suscita dudas e interferencias, y una completa desconfianza a todos los susurros conciliadores. Los que protestan temen ser atacados por demonios de metálicas monturas y condenados a la esclavitud; hay prisioneros capturados y otros a los que les han condenado comenzar un viaje al más allá. Ahora escriben su nombre en el libro de la Muerte.

Belit, no debes acercarte hasta aquí. Se recomienda no viajar. Los dioses dan muestra de su poder absoluto exigiendo toda clase de ofrendas con un lenguaje hostil. Las lágrimas de los hombres están trazando en esta tierra roja, don del Nilo, un caudal de emociones y determinación que arrastra una gran incógnita. Aquí tampoco se conoce hasta donde llevará este lenguaje nuevo, pero sí estamos seguros de que no se aceptará un destino sumiso ni una seducción equivocada que interrumpa lo poético y aniquile el respeto a los ideales.

Uxa

lunes, 7 de febrero de 2011

Agrupación de fuerza (desde Al-Qahira)



Después de una noche exaltada, el corazón destrozado de la ciudad amanece poco a poco de un sueño que no ha encontrado el final. La vida parece que recobra el balbuceo de la rutina con una agenda de vehemencias y sacrificios. Hay quienes se afanan en limpiar las calles, rotas y con heridas que tardarán en recuperarse, y en el aire hay restos de voces que quedaron atrás.

No hay nada más, Belit-Seri. Hay quien dice que el país no volverá a ser como era, pero ese cambio aún está por llegar pues parece tener mucho de aquel entonces cuando todos debíamos doblegarnos a un único faraón. Ahora hay otros regentes con otras vestimentas. Quizás las más avanzadas éramos nosotras, las mujeres, que teníamos una cierta independencia y libertad, y los escribas como tú que estabais encargados de transportar la cultura de generación en generación.

Presiento tus deseos de regresar a tu primigenia identidad para defender esa herencia que muchos están olvidando. Y es que entre toda la agrupación de fuerza que se extiende por el centro de la ciudad hay una pequeña parte que no sabe valorar las obras de sus mayores y han inrrumpido agitadamente el espacio que se les tiene reservado. Pero no, Belit-Seri, no es eso lo que quieren la mayoría de hombres y mujeres imbatibles, que todavía esperan el día de la partida en la plaza Tahrir en el centro de la ciudad. Entre los gritos y el ruido de las piedras hay un deseo de una tierra libre y fértil de cosechas que hagan llenar sus graneros.

De momento las escuelas han abierto sus puertas y muchos vuelven a hacer cola para comprar el pan, pero en la plaza Tahrir siguen todavía muchos sin dormir.

viernes, 4 de febrero de 2011

Desde Al-Qahira, "madre de todas las ciudades", para Belit-Seri



Hay rumores de lágrimas en mis letras, Belit-Seri, y un semblante triste distorsiona las historias que te quiero contar. Una alternancia de verbos y conjugaciones va enhebrando imágenes de un tiempo nuevo que me sorprende, recortado de gritos y violencia. Estamos a la espera de un destino, a veces misterioso y otras amenazante, de unos dioses que ya no nos son favorables, convencidos de estar por encima de muertes y resurreciones.

Desde hace unos días la ciudad está llenas de ira y de sombras. Ahora no hay leyes, y el que sea más fuerte alcanzará el poder. Voces descompasadas flagelan el aire amenazando a todo aquel que no quiera comprometerse con la causa. Hombres, mujeres y niños transitan en una especie de euforia colectiva y temperamentos diferentes, pero todos dispuestos al sacrificio y a las ofrendas.

Belit, cuánto siento que no estés aquí, pero es lo más inteligente que puedes hacer. En estos momentos no tendrías ayuda ni de Héspero ni de ninguna de sus tres hijas; tuvieron que abandonar su jardín para no verse envueltas en la contienda. Llueven piedras en las calles que tantas veces recorrimos. En la plaza Tahrir el pueblo está dividido en dos, con las mismas caras, los mismos garrotes y las mismas piedras que se tiran. En la mezquita Sheikh Rakhab hay un grupo que ayuda a los heridos y un poco más allá, al otro lado del Nilo, unos cuantos jóvenes se acercan con no muy buenas intenciones. Las tiendas son saqueadas; ya no hay nada seguro en la tierra de nuestros mayores. El ruido y la violencia es ahora parte del ritual diario de un pueblo que conoce los sacrificios verbales.

Temo por la seguridad de nuestros mayores, Belit, por los que ya emprendieron el camino a través del Duat. Pobres almas que ven interrumpido su descanso. Temo por nuestra arquitectura, por los templos. ¡Son tan vulnerables en los disturbios! Hombres armados se han llevado objetos preciosos y han hecho destrozos en las imágenes que acompañan el sueño de nuestro Faraón. Ah, Belit, no dejo de pensar en aquel tiempo jóven, en nuestros paseos por las orillas doradas, en las dunas y en los oasis, en los sicómoros que nos amparaban del sol. Entonces nuestro mundo tenía un lenguaje amable e inéditas emociones.

Quizás ahí, en Alejandría, entre los monjes del monasterio donde te alojas, no hayan llegado todavía estas tristes noticias. Pero no tengas miedo por mí. Me retiré a la mezquita de Muhammad Alí, en una pequeña montaña en la ciudadela de Saladino. Ya en otros tiempos sirvió de refugio para muchos y estaré segura. Sin embargo, me apena que tus noticias se retrasen: no se mira con buen ojo todo aquello que llegue de fuera. Y recordando al monje de esa famosa Cantiga que mencionas de Alfonso el Sabio, también tu verás todo cambiado a tu regreso. Lo que no encontrarás es el Paraíso porque aquí no hay felicidad, de momento.

Uxa