"El tiempo es el gran enemigo de la memoria" - piensa Uxa - y
sigue tejiendo los días que vinculan su tierra a los ciclos de la naturaleza.
Sabe bien que los recuerdos son como el Agua Sagrada que rebasa sus límites, se
retira y vuelve, fertilizando el alma de deseos. Sabe de compartir silencios y
de momentos vividos en soledad, desde que dejó colgadas sus palabras en el
ciprés del olvido. Ella, que regresó de nuevo a sus raíces, consiguió ser feliz
entregándose a su destino.
Ahora, insatisfecha con su propia historia, se deja seducir por una
musa desenfrenada que hace temblar esas hojas escritas: aves en celo
revoloteando en busca del inacabado poema que dejó el Cazador de Sueños, cuando
comenzó su camino hacia el cómplice silencio. Intenta rescatar los textos y
relatos, retazos de leyendas, todo lo escrito por el Escriba desde los tiempos
invisibles de los dioses. Lo único que le queda son las palabras de aquel que
se hacía llamar Belit-Seri, y quiso ser memoria escogiendo la inmensidad eterna.
¿Por qué, entonces, ese empeño en encontrar esa figura errante que va dejando
caer sus versos en manos de la suerte, por qué dejarse ensordecer por los
sonidos del pasado …? ¿No sería mejor entregarse a la seducción de una
historia de amores sublimes, de imperecedoras fantasías, e intentar salir del
laberinto de lo que es el enigma de sus emociones? …
Uxa siente cómo su cuerpo recupera el latido, aturdiéndola con un rumor
de dudas en su interior. No le queda más que desbrozar de sombras los recuerdos
para que, dominado el huracán que provocan sus sentimientos, descubra la verdad
del amor que creía perdido.
¿Se atreverá a interrumpir el silencio de sus deseos?