De repente un aire transparente ha marcado esta mañana los perfiles de esta tierra, dispersando todas las iras y sombras amontonadas desde días. Mezclada entre la gente he observado como la ciudad recobraba su razón y todas las palabras extraviadas. Las calles conservan el eco acumulado de tantos momentos vividos aquí. En cada rincón aparece una vida nueva, poesía e imágenes para próximos sueños que se esperan ver realizar. Es el futuro próximo lo que intentan descifrar los hombres; en sus ojos muestran ya una resucitada primavera.
Sí, Belit-Seri, las calles están recobrando su hospitalidad. Después de una noche absorta de voces y miedos compulsivos fluye ahora el germen de todas las pasiones acumuladas en la plaza Tahrir. Jóvenes y mayores, incluso niños, se embriagan de música, banderas y cielos iluminados; después buscarán el descanso y los sueños de una tierra audaz y de una literatura libre y generosa. Espero que los dioses les sean favorable desde ahora.
Belit, te escribo con el entusiasmo de los afectos pronunciados, pero es necesario no oponerse a la precaución por las historias y regentes que nacen de sentimientos opuestos a la ternura. Este es un lugar que evoca la calma para el devenir y quiere olvidar toda la melancolía acumulada. Tal vez por eso tengo necesidad de que lleguen tus noticias mañana.
Uxa
1 comentario:
Los sueños cumplidos son gratificantes para un pueblo sojuzgado y acostumbrado a malvivir durante tres décadas.
La realidad creo que es similar a la que ocurre en “Faraón” de Jerzy Kawalerowicz, 1966, que no dudo, amiga Pilar, que habrás visionado.
Quien mueve la marioneta siempre es su dueño.
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