Puertas abiertas
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buscan noticias.

sábado, 24 de septiembre de 2011

¿Cómo seguir adelante?





imagen:wikipedia



“La vida toda no es nada más que preguntas convertidas en formas,
que llevan en sí el germen de las respuestas… y de respuestas preñadas de preguntas.
Aquel que vea otra cosa es un loco”.
GUSTAV MEYRINK. El Golem.



No se tienen noticias de Uxa. Pasa el tiempo y su recuerdo se convierte en una cierta nostalgia y pierde vivacidad. Las sombras silentes del olvido merodean en las últimas letras del Escriba. Está inquieto. Desde su destierro escribe sobre unos sueños que parecían imposibles, pero que aún le hacen llegar una corriente de vida, de imágenes renovadas. Belit-Seri rememora su felicidad perdida cuando dejó las tierras fecundas de Egipto. Los recuerdos son un lenguaje único que rellena los espacios vacios, un regalo. Sin embargo, hay lamento en sus palabras y confusión. Cree que los dioses son contrarios a su destino. La ausencia de noticias de Uxa lo considera una derrota y no confia en su capacidad de amar.

Belit lamenta no poder volver a Kemet; en Mesopotamia busca la quietud, el descanso. Pero el temor vuelve a él cuando algunos viajeros le informan de haber visto a Uxa muy próxima a la capital del reino nazarí. Él sabe del acoso de los cristianos, de la caída de Alhama, de las desavenencias entre el nuevo sultán Alláh Muhammad, al que conocen con el nombre de Boabdil, y su tio el Zagal. La situación puede ser peligrosa para Uxa si los cristianos avanzan y sitian la ciudad. Los dioses no atienden súplicas ni las ofrendas harán cambiar sus decisiones, y Belit-Seri se entrega inconsolable a una letanía de lamentos por un futuro que naufraga. ¿Cómo seguir hacia delante? La ausencia de Uxa le hace sentirse incompleto; ha perdido la confianza en cualquier creación mágica, en la chispa divina, que le acerque la palabra de Uxa. Ningún conjuro hará hablar a su golem y tendrá que conformarse con el recuerdo de su imagen hasta que él deje de huir. No le faltará la ayuda y el poder del dios perfecto, Necher-Nefer.



Desde Iabet


Bajo un cielo azul, caminante como sombrajo de luna, me encuentro huido, una tristeza en construcción me abraza. Como hiedra que brota de una noche de olvido, no puedo recordar la felicidad perdida.

Alejandría, lejano horizonte, largo camino de un destino que, como el Nilo desgarra el desierto, desgarra mi alma el largo tiempo sin poder volver a Kemet y abrazar a la princesa UXA.

¿Es mi cuerpo o un golem? Yo no soy ese que veo en las aguas tranquilas de este lago donde la diosa-dragón Tiamet colmó de lágrimas y nacieron las fuentes del Tigris y el Éufrates. Un vendaval de arena oculta la vieja luna. Silentes pasos de brisa se desvanecen en la niebla.

¿Mirar hacia delante, mirar…? ¿Cómo? y, ¡si no existiera para mí el día siguiente!

El recuerdo de tu visión es un regalo del destino. Como la mirada de la Esfinge, es el símbolo del enigma de la existencia humana. Derrota cruel.

Todos los amores, a lo largo de la vida, les gusta quedarse con el sueño imposible.

Este valle de Mesopotamia aquieta mis pensamientos. No hay sombras en los montes. Ni temblor en las hojas de los árboles. El viento murió lejos, entre olivos de Al-Ándalus. Mi recuerdo es tu sonrisa. Lloro tu ausencia. Soy esclavo de un tiempo de flores de loto. No me canso de huir. La confusión me sumerge en el vacío, en la incapacidad de amar. Parece un viaje al fin de la realidad.

Espero que Eolo me haga entrega de un odre que contenga los vientos contrarios a mi destino.

Que la tierra de juncos del Alto Egipto, como la tierra de papiros, del Bajo Egipto de acojan con el amor, salud fuerza de Necher-Nefer, dios perfecto.

Belit-Seri