Puertas abiertas
mariposas en vuelo
buscan noticias.

martes, 28 de diciembre de 2010

In Anno Domini


Jesús con los versados de la fe
(José Ribera)

Estaba ya a punto de partir cuando un mensajero me entregó tus noticias. El cansancio de mis maltrechos sentimientos hace que mis planes estén siendo lentos y desganados, tan distintos de los tuyos siempre ágiles y con el rítmo que le da la impaciencia de querer ver cumplidos los sueños. Los acontecimientos se suceden sin pausa, con una rapidez dificil de alcanzar. Todo lo que cuentas me asombra, y a la vez me asusta el pensar que son ellos los que deciden nuestro destino. Por un lado las guerras con su violencia y desmanes, por otro el hombre y sus pasiones, ambos derramando el preciado tesoro de la sangre, ambos ensombreciendo los sonidos cálidos de la melodía preferida en nuestros ilusionados años. Siento tus recuerdos con el aire nostálgico de lo que se sabe que no volveremos a vivir.

Por supuesto quiero iniciar ese camino que yo me tenía prometido desde hace algún tiempo. Aquí ya no va quedando mucho de lo que fue mi ayer. Me pides que deje de lado Hispania y vaya a Roma.Ya sé que Octavio está embelleciendo esa ciudad de calles estrechas y ha continuado con las reformas que ya empezó Cesar finalizando el Foro. También he oído elogiar la zona elegante de El Palatino, con sus cómodas casas y jardines, tan distinta de esas ínsulas populares.

Sin embargo a mí me atrae más visitar Jerusalén y Galilea, tierra fértil que, aunque forma parte del Imperio, tiene su propio rey, Herodes, y una vez allí ir a Nazaret. Desde hace algún tiempo se viene hablando de un hombre joven, conocido por el nombre de Joshua, hijo de un carpintero de la aldea. La gente cuenta cosas extraordinarias de él. ¡Dicen que hace hasta milagros! Es una persona muy humilde, pero al mismo tiempo habla de la venida de un nuevo Reino. Cuenta con muchos seguidores, y los romanos temen que pretendan recuperar el trono de David. ¡Me gustaría escucharle!

Todo está preparado. Voy a empezar ese camino que espero me lleve al tan largo soñado Destino. Siento el dolor que me da la certeza de saber que no volveré a pasear a la sombra de los sicómoros, ni volveré a sentir la mirada estática de las imágenes del Faraón. Tampoco dormiré mis sueños bajo ese cielo de noches intensas y misteriosas que cubre estas tierras privilegiadas, pero en cambio no voy a desestimar el tiempo que tengo y acuno esa esperanza que crece y va adueñándose de nosotros, haciéndola puente entre nuestra distancia y lo devenir.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Belit, por tus escritos serás recordado.



Me han llegado tus palabras abocadas al desánimo y la falta de pasión, unos sentimientos que ahora parecen marcar el pulso de tu vida. Dices estar desconcertado y al límite de una geografía incierta, pero de ser así porqué ese conjugar verbos exponiéndote a un destino no previsto todavía. Cuánta tristeza y desánimo hay en tu acento cuando escribes que el deseo nunca ha hecho felíz al hombre. ¿No estarás equivocado? Al escribir estás haciendo verdad un arrebato que tenías desde siempre. Como buen escriba deberías saber que la palabra tiene una gran dosis de magia y de que con ella puedes entrar en contacto con lo divino, realizando súplicas y peticiones. Eso no es un secreto, lo enseñan en las Casas de la Vida. De allí salieron todos los que tienen el poder de desarrollar y ejecutar la magia; son los que llaman Hekay, todos escribas, como muy bien sabes tú.

Belit, no debes temer poner palabras a tus recuerdos. Dicen que el hombre virtuoso, al dejar su obra escrita, será siempre recordado cada vez que sea leído y adquirirá la inmortalidad. Ordena tus pansamientos y dótalos de palabras. Eres un hombre con suerte, Belit, porque eres un iniciado en el arte de la escritura. Tienes el conocimiento y la habilidad necesaria para descifrar textos y códigos y has sido portador de la palabra del Faraón. La añoranza a un pasado y a una juventud ya inasible te hace ser desconfiado con el tiempo al que no puedes detener. Quizás si le pones nombre a todo ello recobrarás las imágenes y darás vida -tal como está escrito en los Textos de las Pirámides- a todo lo que desees. Entonces dejarás de sufrir.

Uxa

Heka Kemet -La magia de Egipto-


En las enseñanzas que un faraón daba a su hijo, el soberano revelaba que la HEKA podía ayudar al ser humano a eludir un destino infausto, es decir, luchar victoriosamente contra la fatalidad. EL ENIGMA DE LA PIEDRA. Christian Jack.



Si contigo -dices- queda el olvido, escucha la caída de las hojas del otoño. Ellas preguntan posadas sobre la húmeda tierra: Para qué volver sobre los recuerdos. Nadie les contesta. Es duro recordar un pasado en la cumbre, cuando la tierra dibuja sobre el ocre el final de su vida.

Mis pensamientos se entrecruzan, se amontonan, unos con otros saltan, pero no salen. No puedo, como quisiera, expresarlos con palabras. Estoy sentado a la sombra de un roble gigantesco, veo norias a lo largo de las orillas de este rio. No conozco su nombre, es tranquilo como las aguas del Nilo en periodo de sequía.
Mas es una tierra sombría. Pensar, no pienso en nada. Desconfío, estoy quemado, me parece ver encinas, árboles de áloe, ... tiemblan mis pestañas …

Sí, el péndulo del tiempo oscila rápido. Andar, vivir, evadir, sufrir, parpadeos de gusanos de luz, terminar los días más sagrados junto a la chimenea, lluvia, juventud que huye.

Sobre la piel de mi alma, las caricias de mis recuerdos se transforman en espasmos, como el recuerdo de las huellas sobre el limo que dejaron nuestros cuerpos tumbados en la noche inmensa de aquel verano que estalló entre caricias largas. Gemidos, que acompasados por los suspiros del Nilo, se convirtieron en una realidad proscrita. Mi pasión por las aventuras de los viajes me arrastra a los acantilados que el mar abandona para siempre.

La mirada de serpiente de mi fortuna no es precisamente un símbolo de resurrección. La estrella Sept., -que anuncia el nuevo año, la crecida del rio Nilo y la prosperidad de nuestro país- no brilla para mí.

El mundo es tuyo, me dijo el Destino. Mentira, se fue para no volver. Sin darme cuenta, poco a poco, se licuó en el horizonte tras la estela de la constelación Argos.

No quiero agitar el deseo, nunca hace feliz al hombre, creo que decía Platón. Pero, ¿cómo se rompen las cadenas del deseo?

La muerte y el olvido son compañías sin almas.

Belit