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sábado, 7 de julio de 2012

El camino del manantial








Más allá de los límites de la Tierra,
más allá del límite Infinito,
buscaba yo el Cielo y el Infierno.
Pero una voz severa me advirtió: "El Cielo y el Infierno están en ti."
Omar Khayyam





Belit, te escribo con la premura de quien se siente perseguido por una furia destructiva que nos está llevando al desastre. Nada ni nadie podrá en esta ocasión vencerla y siembra el terror entre los hombres; terminará arrasando con nuestra identidad. Esperaba tu llegada a Tombuctú, pero hasta ahora no sé nada de ti. No vengas, Belit-Seri, no vengas. En estos momentos no hay nada seguro. Desde que los tauregs se apoderaron de la ciudad, la situación se ha hecho absolutamente trágica. Para los que se distancian de sus imposiciones sólo queda el castigo, mutilación y pérdida de la vida. Familias con niños y personas de edad dejaron sus casas y han huido al desierto; allí no se terminan sus penalidades pues sufren la falta de cobijo, el hambre y el calor. Sollozan las madres con sus sueños rotos. Nunca podrán olvidar lo que está sucediendo. La memoria queda herida para siempre.

Te considero al tanto de todas los sucesos que han asolado a este país. Yo sabía de tu interés por visitar la biblioteca de la ciudad, de tu deseo de tener acceso a los manuscritos que en ella se conservan. Ahora muchos de ellos están en peligro de desaparecer. Algunos de los mausoleos y tumbas, mezquitas y edificios religiosos han sido destruidos por la barbarie de quienes incluso no conocen las letras y no ven la importancia de este legado cultural. La iconoclasia se ha asentado en el corazón de estos rebeldes. Temo que todo esto haga crecer nuevas leyendas, aunque esta vez sí estarán basadas en la verdad. Los habitantes de Tombuctú están orgullosos de su herencia, y si estas fechorías vandálicas siguen, perderán su identidad. Nada tiene sentido y todo duele en la sangre de los que se fueron.

¡Cómo suceden estas cosas, Belit, qué oscuro poder impulsa a los hombres a la muerte y a la destrucción! Estos guerreros se amparan en una ley poco compasiva que considera los templos y lugares religiosos como centro de idolatría, y siguen su obra destructora, derriban fachadas, destruyen imágenes y rompen puertas que nunca se abrían, todo en nombre de Alá; cuestión de interpretación. Belit-Seri, tú has sido también guerrero, has formado parte del ejército del faraón; has conocido armas poderosas y dioses de belleza cruel. Sin embargo, ninguna ley te ha llevado al camino equivocado, ningún manantial alimentó leyes que no distinguieran el bien del mal; la fuente no es culpable del mal uso del agua. Mientras esto ocurre, Tombuctú sufre. Quizás nunca más pueda recuperar aquel lugar de esplendor que tuvo en la historia y temo que la destrucción a la que está sometida la haga desaparecer completamente.


Uxa

6 comentarios:

ANTONIO CAMPILLO dijo...

Belit, los consejos de Uxa son buenos. La gran ciudad de Tombuctú se ncuentra muy amenazada. La corta distancia del país vecino, borracho de maldad y sangre, está mutilando tanto el saber humano como los centros donde se guarda. Pretende dominar la mayor intersección de las rutas comerciales entre la llamada África Occidental, los nómadas bereberes y los árabes del norte.
La ciudad de los trescientos treinta y tres santos está seriamente amenazada y empiezan a desaparecer tanto mezquitas centenarias como el saber recogido, guardado y estudiado, en la Universidad de Sankore, posiblemente una de las primeras Universidades del mundo.
.Como te aconseja Uxa, aléjate de tu destino. No llegues porque estarías en peligro. Un peligro irracional dirigido por la rapiña y los recursos necesarios para los países desarrollados.
¡Suerte con tu vuelta a Egipto! Parece ser que el más leve de los males ha tenido lugar en tu país de origen.

Un fuerte abrazo, querida Pilar.

Rafael Humberto Lizarazo Goyeneche dijo...

La barbarie incontrolada se lleva todo por delante, no respeta la vida ni micho menos los tesoros heredados de nuestros antepasados.

Gracias por visitarme.

Un abrazo.

Gustavo Figueroa Velásquez dijo...

Un abella correspondencia entre dos seres humanos en la que el destino de Tombuctú se encuentra en juego...todo en nombre de un Profeta, desde luego mal interpretado. El ser humano, bajo cualquier pretexto, saca a relucir su barbarie y de esto da cuenta la historia: las guerras bárbaras, las guerras imperialistas de Napoleón, las Imperialistas de Bush continuadas por Obama (famoso Nóbel de la Paz...qué horror!) y otras que vendrán. No hay respeto por nada y solo la ambición y el deseo de poder es lo que impera.
Excelente blog amiga Pilar.
Saludos desde Suecia

dony dony dijo...

Gracias por su visita y muy lindo lo sus blog .
Saludos :)

Econ Publicite dijo...

excelente tu blog, lleno de sabidura,

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Sylvia dijo...

Querida Pilar: te agradezco lo mucho que he aprendido y recordado de mis estudios de hace tanto tiempo atrás. Y también gracias a Antonio Campillo por su aporte de conocimientos. Tantos tesoros del patrimonio de la humanidad destruye el hombre, que pronto se acabará todo. En la actualidad seguimos igual, liderados por psicópatas ávidos de poder, cada cual con su peculiar modo de seducir a las poblaciones, a quienes luego aniquilan junto a sus monumentos y tradiciones. Qué sabio el poeta Omar Khayyam, lo admiro desde mi adolescencia. Y hoy el mundo adolece, nada ha cambiado. Así también lo estableció Freud, en sus libros de sociología: "si al hombre le quitan un modo de matar, no tardará en encontrar una nueva forma de hacerlo"..o palabras semejantes. Un abrazo, Pilar, y gracias!