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miércoles, 30 de marzo de 2011

¿Qué va a pasar ahora?



Atacaron al faraón para defender al pueblo, y desde el cielo una lluvia de fuego parecía querer purificarlo todo. Hasta el sábado estuvieron aquí sus soldados, y un día después dejaron la ciudad. El pueblo pensaba estar seguro de que iba a ganar la batalla, pero de nuevo ha tenido que huír. Son jóvenes esforzados, que demuestran no tener miedo. Sin embargo, no parecen ser buenos soldados; siguen sin conocer bien las reglas de lo que es una batalla y cada día empiezan con un amanecer nuevo para terminar en una completa oscuridad. Avanzan y retroceden, parten para retornar.

La espera es una lenta letanía de miedos, entre los muros expuestos a los ataques. Familias enteras abandonan la ciudad; llevan una carga interminable de tristezas y renuncias, esperanzas desangradas y sin retorno. En interminables caravanas buscan un oaxis para sus naufragios, un refugio para las lágrimas y la sed. Ya no conjugan el futuro, es una deuda que tienen pendiente, pero saben que la agresión de los dioses no se aplaca facilmente con ofrendas humildes y temen el regreso de los jinetes que, con el fragor de sus armas refinadas y adultas, traerán con ellos el apocalipsis del dolor.

Tu sabes, Belit, que los dioses creen en que toda venganza es justa y necesaria, y hacen sentir que el paraiso prometido es solo de ellos. A la ciudad habrá que rescatarla de las ruinas.

¿Qué va a pasar ahora?

Uxa

5 comentarios:

Javier. M. V. dijo...

Admiro la manera tan poética que tienes para narrarnos esos momentos difíciles que pasa un pueblo. Leía tu texto y no se por qué se me vino a la mente la nación de Libia.

Un gran abrazo desde Japón.

ELILUC dijo...

Que interesante y precisa forma de relatar.
un abrazo

Diana de Méridor dijo...

Hermosa narración sobre unos tiempos en los que los dioses se sumaban a los hombres en la guerra, y hacian sentir su colera.

Feliz dia, madame

bisous

ANTONIO CAMPILLO dijo...

Belit, aunque los dioses prediquen lo contrario, nunca la venganza ha sido ni necesaria ni justa cuando se han dirimido tragedias como la que devasta a tu país vecino.
Los dioses son así: se erigen en jueces inmisericordes. Deberían ser más justos precisamente por ser poderosos.
Hoy han legalizado el envío de “investigadores con licencia para matar” aunque ya se encontraban en tu país vecino desde hace mucho tiempo.
¿Por qué nos engañan? ¿Acaso no saben que tus familiares lejanos deben pedir amparo con lágrimas de sangre? ¿Quiénes serán los nuevos faraones y qué méritos aportan para serlo?
Tu pregunta, Pilar, posee una respuesta por todos conocida pero no pronunciada por nadie.

Hitos del Camino dijo...

Un saludo, Pilar, nos ha encantado el texto!